Ser o no ser ya no es la cuestión

Para los que se dedican a la interpretación la gran duda de Hamlet se les ha quedado corta pues la cuestión ya no es si son o no, sino quién quieren ser y cómo conseguirlo. Nosotros también hemos querido plantearnos preguntas cuyas respuestas, por suerte, no han sido sencillas

Foto cedida del Facebook de Alonso Posadas.                                Fotógrafo: Alonso Posadas

Mientes. Es  imposible no haberlo pensado nunca. Cualquier persona un poco curiosa se lo habrá preguntado. Y las que  no se lo han preguntado es porque todavía no han visto una buena actuación que les deje una noche en vela pensando. Al otro lado del abismo estamos las personas que somos incansablemente curiosas y buscamos cualquier excusa para cuestionarnos y tú, lector; eres mi excusa, mi mejor excusa. ¿De qué hablamos entonces? De una de las profesiones que todo el mundo ve pero pocos conocen: el ser actor y actriz.

Ahora piensa en ella, sí, justo en lo que acabas de pensar;  te hizo olvidarte de todo por un momento: del tiempo, lugar y espacio. No podías dejar de mirar cada movimiento, cada palabra, cada silencio, tus ojos la seguían hipnotizados, y cuando todo se funde a negro, escapas de su hechizo. Ella es la interpretación.

Me gustaría presentártela  pero no la conozco tanto,  por ello hemos acudido a profesionales del mundo de la actuación con el objetivo de recoger opiniones de distintos ámbitos y edades. A las fuentes elegidas se les planteó una serie de preguntas que pretenden representan las posibles cuestiones que se nos pueden haber planteado mientras veíamos esa película que tanto nos gusta, en mi caso, El Club de los Poetas Muertos. Tranquilo, si de momento no te has hecho esas preguntas es porque todavía no has encontrado tu película.

La primera pregunta  sobre la que debemos empezar a construir es predecible: ¿Qué es la interpretación? Parece bastante evidente  pero las preguntas más fáciles al final son las más complicadas de responder ya que al dar por hecho su sencillez no te detienes a pensarlas, error.

Nos contesta Armando Arjona (@_ArmandoArjona), actor y guionista. Para él interpretar es “jugar” y nos explica el porqué de  la elección de ese verbo: “Un actor/actriz es un niño que quiere seguir jugando más tiempo que el resto de la gente. Jugar a ser otra persona y hacer creer a un público que durante un rato eso es real, haciéndole partícipe de ese juego”.

Milagros Mayordomo, profesora de interpretación en la Escuela de Arte Cruz Novillo,  opina que “interpretar es dejar de lado nuestra propia personalidad para asumir la de un personaje, al que le cedemos nuestra voz, nuestro cuerpo, pero  sobre todo, nuestros sentimientos y nuestra emoción”.

Elena Montes (elenamontesmg) relaciona la actuación como una  evolución catártica: “Para mí interpretar es una especie de transformación interna, en la que debes ser capaz de hackear tus sentimientos y emociones, dándoles la forma de los del personaje que has de manifestar”.

Salva Reina (salvareina.chuki) nos cuenta  que para él  interpretar no es “hacer algo como sí o como algunos piensan “hacer una mentira verdad”, por el contrario de lo que trata es de “hacerlo desde la verdad más absoluta que puedas dar”.

Raquel Asumendi (raquelasumendi) apoya en la empatía su contestación: “Es ser capaz de ponerte en la piel de otro, y en este caso llevarlo al extremo hasta tal punto en el que por un instante, dejas de ser tú”.

Tras varias soluciones podemos llegar a la conclusión de que  no hay una respuesta errónea o acertada pero sí  personal, basada en la manera en la que cada uno sienta el actuar. Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta.

¿Qué es lo que se siente al actuar?

La respuesta de Elena es certera y descriptiva: “Me da paz, me alinea de otra manera, y me hace desvincularme de mi propio rol, conectando así con  vivencias,  formas de sentir, y experiencias, que de otra manera no viviría de esa forma”. Añade que le hace mantenerse “activa, vital  y con una percepción del mundo muy abierta y en constante evolución”.

Baiana Plana (baianaplana) usa un ejemplo para explicarse: “Al principio me costaba mucho ‘quitarme el personaje’ cuando acababa la escena: cuando estás tantas horas con él a veces te olvidas de ti mismo. Por ejemplo si haces un personaje con mucho dolor (por ejemplo una víctima de maltrato) estás las 24 horas pensando en eso, y pesa mucho, esa tristeza, ese dolor”. Al final de la frase añade el siempre esperado pero: “Pero también aprendes mucho desde su punto de vista. A nivel personal me encanta que todos los personajes me hayan enseñado algo. Es algo que me llevo como experiencia y además luego al volver a mi vida me da más felicidad por no estar viviendo una situación similar”.

Pablo Ibáñez (pabibdur), actor de doblaje, nos presenta la interpretación como terapia: “Coincido con muchos colegas en que muchos de nosotros nos volveríamos ‘majaras’ si la actuación no nos diera la oportunidad de sacar nuestras emociones, nuestros miedos, anhelos, alegrías y tristezas. De entrar en esa catarsis que proporcionan las artes escénicas”.

Y es que no tenían opción, con cada testimonio entiendes que estas personas o eran actores o no eran nadie: lo definen como una necesidad, algo que te elige a ti y por muy rápido que intentes correr siempre te encontrará. Porque al final, y como muchos lo han descrito: “la interpretación es descubrirte”.

El caso de Alonso Posadas (alonsoposadassanchez) es fascinante: era un gran directivo del banco más grande de Europa, nos cuenta que la disciplina en su trabajo era constante  hasta que un día  dejó ese empleo en el cual había permanecido 37 años, rompió con todo para comenzar a dedicarse  por completo a ser actor. En este caso es imposible no preguntarse, de nuevo, y siempre, el porqué, y esta historia, como muchas otras, nace del dolor: “Empecé a ser actor porque me separé de mi esposa en verano de 1995 y me sentía muy triste. Se lo conté a mi hermano que capitaneaba una compañía de teatro pequeñita y amateur, que hacía musicales. Me propuso entrar en la compañía si pasaba las pruebas que hacía a todo el mundo. Me las hizo, las pasé y me incorporé para representar el musical Hair, cantado en directo, claro”. Comenta que al final el hobbie superó a la profesión aunque eso le hizo perder mucho dinero, pero se puede intuir que con esa decisión ganó cosas con mucho más valor que el dinero.

A Baiana, le pasó algo parecido, estaba decidida en que sus estudios estuviesen relacionados con la medicina, pero un día, y seguro que se acordará de esa conversación para el resto de su vida, uno de sus amigos le habló sobre dedicarse a la interpretación, a partir de ahí ya no hubo vuelta atrás: “Después de esa conversación, sinceramente, me iba a dormir y me despertaba todos los días con esa idea en la cabeza. TODOS LOS DÍAS. Así que se lo planteé a mi madre, a la cual no le hizo mucha gracia el cambio de mis estudios, de hecho me dijo ‘cuando cumplas 18 haz lo que quieras’, pero todos esos meses previos tuve muchas discusiones con ella” Actualmente su familia la apoya y le comprende, cosa que para ella es vital: “Me siento afortunada de hacer lo que me gusta y que la gente que amo me respalde. Creo que así es como se debe vivir la vida, haciendo lo que a uno realmente le apasione”.

Foto cedida del Facebook de Baiana Plana    Fotografo: Ugo Grandolini

Y esa es la palabra a la que queremos llegar: pasión. La pasión es el corazón de esta profesión, pero aunque ella te ayudará el primer paso, no puedes pagar en el supermercado con un puñado de pasión:

“En interpretación la pasión hay que sentirla como revulsivo, como elemento de combustión que hace despegar al cohete, pero una vez vencida la gravedad, el cohete ha de conducirse con precisión, con orden, disciplina y lógica” Explica Alonso.

Más allá de la pasión

Entonces, aparte de pasión,  ¿Qué cualidades hay que tener para que todo el mundo sepa que has nacido para ser actriz?  ¿de qué más está formado un actor? Dadas  la pregunta me esperaría una respuesta como “del material del que están hecho los sueños” y no sería del todo mentira, pero buscamos precisión, buscamos de qué están hechos esos sueños y en concreto, el de ser actor.

José Francisco Duran, profesor de interpretación en la asociación cultural toledana Théatron,  opina que alguien que quiera dedicarse a este mundo tiene que “ser extrovertido, abierto a distintas experiencias, un poco  sinvergüenza” A su vez tiene que saber expresar emociones para lo cual “debe conocerlas y saber  qué se siente con cada una de ellas”.

En cuanto a la capacidad de reconocer y saber expresar emociones Alba Santor (alba_santor) nos da una explicación más pormenorizada al hablarnos sobre la necesidad de un actor de poseer tanto la  inteligencia intrapersonal como interpersonal; nos explica cada una de ellas: “Con la intrapersonal somos capaces de conocernos a nosotros mismos, encontrar las emociones que tenemos y saber dominarlas; en cambio con la interpersonal tenemos la habilidad de reconocer las emociones que tienen los demás y por lo tanto, saber cómo tratarlos o entender qué es lo que necesitan en ese momento”.

Está claro que para dedicarte a la interpretación debes ser un mago de las emociones, hacer que la gente crea en la magia olvidando por un momento los trucos.

Pero en cierta manera podíamos intuir que las emociones iban a estar presentes, queremos llegar un poco más adentro, fijarnos en el contexto del contexto, en la periferia.

Alonso nos lanza dos palabras al aire ‘lógica’ y ‘cultura” ¿Cómo las relacionarías tú con una actriz o actor? Así es como lo ha lecho él: “Ha de ser una lógica flexible, imaginativa. No me refiero tanto a la lógica matemática de un ingeniero sino a que todo movimiento tiene un porqué y el actor tiene que saber el porqué de cada palabra, de su musicalidad, del gesto que la acompaña”  desmenuza la importancia de  la palabra en el actor: “La escultura del actor es su palabra, su gesto, su movimiento. Todo va acompasado y armónico. De ahí que es inconcebible que sea llamado actor o actriz alguien que va al trabajo sin saberse el papel. Es como esculpir en mármol dando golpes con el dedo”.

Palabras de  mármol, tan delicadas, tan elegantes, que no cualquiera puede domarlas pero quien lo consigue: hace arte.  Porque en las palabras también se encuentra el arte, aunque es muy difícil encontrarlo, por eso solo existió un Miguel Ángel, pero un eterno Miguel Ángel.

Pero no vale con solo con el texto,  como ha dicho Alonso, es necesaria también una cultura que te permita construir un personaje completo, entendiendo su comportamiento en los distintos aspectos: “Cuando interpretas tienes que dominar no solo el texto de tu personaje  también el contexto en el que se mueve: el entorno socio económico, cultural, histórico, social, político, de costumbres… Cuando trabajas, se nota quien sabe y se nota quien no sabe”. Añade que “un actor ignorante jamás será legendario”.

Estas cualidades que nombra Alonso son difíciles de aprender si no las tienes ya, nadie puede dotarte de esencia, pero cuando la tienes recuerda que nadie puede arrebatártela, ni tú mismo.

La teoría de aprender a hacer sentir

Entonces ¿qué se puede aprender?  Y ¿cómo? Aquí es donde hablamos de la parte más teórica de la interpretación, porque no todo en basa en tenerlo o no tenerlo, por ejemplo todos nuestros entrevistados opinan que tener talento es importante pero que el trabajo es imprescindible, Baiana utilizó la frase de Einstein para remarcar esta lección: «El genio se hace con un 1% de talento, y un 99% de trabajo».

Ese trabajo consiste en estudiar, entre otras muchísimas cosas, los distintos métodos de interpretación. El más utilizado es el de Stanislavski, cuyo procedimiento se apoya en tres pilares: la observación, la motivación y la memoria emocional.

Reuniendo los tres podemos decir que la fórmula del teórico se basa en que el actor debe conocer a su personaje a fondo, el porqué de sus decisiones, de su comportamiento, de su actitud, comprender su historia. De esta manera puedes comenzar a crear un personaje perfilado mediante la observación de la conducta del ser  humano, escogiendo qué tipo de gestos,  gustos, manías, tics,  pueden servir como expresión no verbal de tu personaje. Y por último, el aspecto más reconocido de este método, es que el actor utilice rebusque en sí mismo los recuerdos que le evoquen la emoción requerida para la situación, utilizando su experiencia para maximizar la realidad de la interpretación.

Foto cedida del Facebook de Milagros Mayordomo. Fotógrafo: Anónimo

Milagros Mayordomo nos explica con qué ejercicios pone en práctica en sus clases la teoría de Stanislavski: “Por ejemplo, una vez que estamos actuando, yo ya no llamo nunca al actor por su nombre, uso siempre el nombre del personaje. También hacemos ejercicios de ‘sacar’ al personaje de la obra y  obligarle a actuar en otros contextos: le hacemos entrevistas, para que se obligue a completar los datos que no vienen en la obra, bien físicos o de personalidad”.

De esta manera ayuda a que los actores se imaginen cómo actuaría su personaje en distintos contextos lo cual permite saber más de él; para Milagros, conocer a tu personaje es lo más importante: “Yo les digo de vez en cuando que lo grave  no es que se vaya el texto; lo grave es estar en un escenario y no tener identidad, no saber quién eres”.

Pero aparte de este hay muchos más teóricos, porque también hay más formas de interpretación, Alba Santor nos explica que aparte de la textual, que es la que conocemos todos, hay distintos tipos de interpretaciones como  la gestual, musical y objetual: “ Dentro de la gestual se encuentra Meyerhold, que es muy corporal y cuenta con un método que es la animalización; por otro lado, parecido a Stanislavki pero más extremo, se encuentra Corazza, donde tienen que sentir tanto al personaje que luego es muy difícil desprenderte de él”.

También nos nombra uno que dice que le gusta mucho, que es el método de Artoud, el cual se basa en la regla de que todos tenemos una parte oscura dentro de nosotros que pretendemos ocultar y  de la que no podemos liberarnos, de ahí se crea el teatro pánico que consiste en sacar, mediante rituales, toda esa oscuridad. Ella subraya que ese tipo de teatro es “muy liberador” porque te hace desprenderte de dolor inconsciente.

Interpretar con la voz

Como nos ha explicado Alba  hay muchas formas de interpretación, no solo la manera convencional a la que estamos acostumbrados, por ejemplo Pablo Ibáñez es actor de doblaje, es decir,  su voz es su medio para emocionar a la gente: “Interpretar sólo con la voz (como interpretar en general) requiere mucho entrenamiento, trabajo duro y escucharse a uno mismo. Mucho. Y también algo fundamental: ser conscientes de cómo decimos lo que decimos. Parece una tontería pero no lo es,  cualquier mínimo detalle lo cambia todo, la voz es un aparato tan delicado y con tantos matices que cualquier pequeño detalle cuenta”.

Y es que hay una diferencia clara en este tipo de interpretaciones que marca todo el  proceso de trabajo: “Hay que tener en cuenta desde el principio que el oyente no tiene referencias visuales (cara, ojos, expresiones corporales y faciales) con lo que la cantidad de información que recibe disminuye drásticamente”. Eso hace que haya que dotar a la voz de distintos matices, tonalidades y frecuencias que sirvan para que el espectador entienda la intención del mensaje y por lo tanto produzca una respuesta ante él.

Para Pablo medir la calidad de un buen trabajo de doblaje se hace planteándose estas cuestiones: “¿Al escucharla te la crees y está en sintonía con el actor original (en el caso del doblaje)? ¿No te saca del argumento? ¿Es acorde al personaje? ¿Tiene matices (no es plana)? ¿Está sincronizada labialmente? ¿Te hace olvidar que hay un actor o actriz detrás?”  Si la respuesta es que sí, tu trabajo ha sido bueno.


Tras este pequeño recorrido por este inmenso mundo aquí es donde tenemos que frenar, quedan infinitas dudas que resolver  porque lejos de entender  más de esta excelente profesión nos damos cuenta de lo poco que sabemos. Como humilde conclusión decir que la interpretación es la única profesión donde se estudia y se premia lo humano, pues como decía W. Shakespeare: “De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo”. 

Tras escuchar a los profesionales de la interpretación diría que el perfume de su adicción se crea a partir del momento en el que  a través de mundos imaginarios se construyen emociones reales, lo cual choca con el hecho de que nos pasemos la vida interprendo  un papel que no nos gusta  para sentir algo ‘de película’ en el  mundo real.

Deja un comentario