Diversidad Funcional: Abrazando lo diverso

Inmaculada Alegre, fisioterapeuta pediátrica, nos habla y explica las realidad de los niños con diversidad funcional

Autor: Josh Appel

La diversidad funcional es el término actual utilizado  para referirse a las personas que lidian con algún tipo de condición física o mental que afecta a sus capacidades para afrontar la vida diaria; es decir, es un concepto que sirve para hacer referencia a personas con distintos diagnósticos como pueden ser el espectro autista, ceguera o parálisis cerebral.

La última encuesta realizada por el INE sobre las personas con diversidad funcional se realizó en 2008 y los datos mostraron que el 8,5% de la población padecía algún tipo de patología, que en números se traduce en 3,84 millones de personas.

Esa misma encuesta reflejaba que en el 20% de los hogares españoles residía al menos una persona con algún tipo de discapacidad, y que en al menos 608.000 hogares la persona con discapacidad vivía sola.

Todos estos datos se traducen en que millones de personas en España viven afectadas de manera directa o indirecta por la diversidad funcional, y aun así sigue siendo una materia ignorada por la sociedad.

Pero siempre hay una excepción a la regla, y este caso la alternativa es la asociación valenciana ‘Avapace’ cuya misión, según describe su página web, es:  “Atender de forma directa y especializada a bebés, niñas, niños y personas adultas con parálisis cerebral” además de “promover sus derechos,  e impulsar y difundir el conocimiento sobre la parálisis cerebral así como de participar en investigaciones sobre este mismo tema”.

La parálisis cerebral es una enfermedad congénita en la que el cerebro padece una lesión que afecta a la movilidad  y postura de la persona, de forma secundaria también puede perjudicar a la capacidad intelectual en mayor o menor grado.

Inmaculada Alegre Gómez es fisioterapeuta pediátrica desde hace 18 años y colaboradora de esta asociación.

Para ella el término de ‘diversidad funcional’  es importante ya que responde a la importancia de “cómo nos dirigimos a las diferentes condiciones de la población y entender que cada uno tenemos un diferente funcionamiento”.

Prestar atención al concepto es importante porque este ha sustituido a palabras incorrectas como ‘discapacitados’ y ‘ minusválidos’,  ya que aluden, de forma indirecta, a una falta de capacidad.

Como dice el ensayo de Javier Romañach  y Manuel Lobato sobre el término de diversidad funcional:

“Sabemos que las palabras o términos llevan asociados ideas y conceptos, y que esta correspondencia representan valores culturalmente aceptados del objeto o ser nombrado. Estos valores se transmiten en el tiempo utilizando las palabras como vehículo. Por lo tanto, si queremos cambiar ideas o valores no tendremos más remedia que cambiar las palabras que los soportan y le dan vida”.

Javier Romañach  y Manuel Lobato

Este cambio en el término  sugiere un cambio de ideario  al pensar que este colectivo no tiene menos capacidades sino distintas.

Una de las misiones de Inmaculada Alegre es el desarrollar esas capacidades: “Mi papel como fisioterapeuta pediátrica es mejorar el funcionamiento en el entorno natural de los niño/as de 0-6 años y dotar, junto a las familias, de estrategias para favorecer la independencia, participación y relaciones sociales de los mismos”.

Tanto el contexto como el núcleo familiar son temas con los que también trabaja como profesional ya que estos tienen un impacto directo en la evolución de los jóvenes:

“Los padres deben de hacer un aprendizaje durante el paso que tienen con nosotros, en el cual ellos tienen que dotarse de capacidades para dar respuesta a las necesidades de sus hijos a lo largo del ciclo vital de los mismos. Con ello queremos hacerles entender que su hijo tiene una condición, al igual que yo soy rubia, el otro tiene los ojos azules… y que dicha condición no se va a curar sino que vamos a intentar mejorar su funcionamiento”.

Desde su experiencia tras 18 años trabajando con diversidad funcional ha visto muchas mejorías en el campo pero también afirma que aún falta mucho por hacer: “Falta dar visibilidad y entender que la inclusión de estas personas debe ser real y el cambio debe hacerse con otra mirada”. Esa mirada debe realizarse a través del concepto que ella usa de “las gafas de las oportunidades”, evitando así las imposición de “barreras”.

Al preguntarle a Inmaculada por sobre qué podría hacer cualquier persona por ayudar a este colectivo nos habla de la esencialidad de la empatía, con ello anima a “no juzgar y respetar el modelo educativo de las familias, verlos como parte de la sociedad y pensar que todo el mundo podemos aportar”.

Tras leer toda esta información cualquier lector podría pensar que es muy fácil hablar y escribir ya que la final son solo palabras. Para evitar ese fácil argumento presentamos ahora a las hermanas Montón, dos chicas cuyas ideas se convirtieron en hechos y ahora, de nuevo y siguiendo el ciclo, esos hechos los hemos plasmado en palabras.

¡Las Hermanas Montón te esperan en su publicación! —>


Bibliografía

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